jueves, 13 de mayo de 2021

ESTANCIA YUCAT - CÓRDOBA - ARGENTINA.

Respondiendo al temario de uno de los talleres de Viajando con Historia, de la Universidad Blas Pascal, viajamos un fin de semana al Sudeste de Córdoba. El objetivo era visitar Iglesias y Capillas, en total 8, el itinerario aconsejaba hacer noche en la Estancia Yucat. Esta Estancia de alrededor de veinticinco mil hectáreas, es propiedad de la Orden de La Merced, distante 147 Km de la ciudad de Córdoba, y en ella están ubicadas una Capilla y una Iglesia que integraban la nómina a visitar.

Imagen tomada de Internet

Previo a compartirles vivencias y fotografías, es interesante comentar brevemente su origen: se considera que esas tierras en el año 1500 eran habitadas por pueblos originarios, especialmente las márgenes de los ríos y la Laguna Honda. Lorenzo Suarez de Figueroa había explorado esas tierras y las solicitó para sí y, Jerónimo Luis de Cabrera, en recompensa se las otorga en merced en el año 1584. Posteriormente cesiones por dotes, herencias, subdivisiones, etc., hizo que Juan López Fiusa, esposo de la última heredera, ya enfermo solicitara ingresar al Convento de la Orden de La Merced en la Ciudad de Córdoba, tomando los hábitos de San Pedro Nolasco. En Febrero de 1700, a través de escritura pública a perpetuidad y con la condición de no ser vendidos, dona a la Orden la totalidad de la Estancia y tierras. A partir del año 1720 hay presencia permanente de sacerdotes de esa Orden. Una placa en el casco de la Estancia recuerda a Juan López Fiusa.

“Yndios del Pueblo de Yucat” era la expresión usada por los conquistadores para identificar a los aborígenes del lugar. Etimológicamente “yucat”: engañar, simular. Otra placa recuerda a sus primitivos pobladores, y dice textualmente:

YUCAT – PUEBLO DE INDIOS. 

ENTRE LAS BARRANCAS DEL RIO Y LA LAGUNA HONDA VIVIO Y MURIO UN PUEBLO DE ABORIGENES QUE DEJO SEPULTADO EL RECUERDO DE SU TRAJINADA Y PRIMITIVA EXISTENCIA ENTRE BARRANCOS Y FRONDOSOS BOSQUES. NO SE EXTINGUIERON, SE FUSIONARON CON LOS CONQUISTADORES DANDO ORIGEN A LOS CRIOLLOS DE ESTA TIERRA HEREDANDO LOS ATAVISMOS DE AMBOS PUEBLOS. DEL INDIO, EL AMOR APASIONADO A LA LIBERTAD Y SU APEGO FERVOROSO AL TERRENO. DEL HISPANO, EL ORGULLO DE SU ESTIRPE Y EL IDIOMA Y CON EL SUS MEJORES TRADICIONES ESPIRITUALES Y CULTURALES. 

CAMINANDO HACIA EL TERCER MILENIO. AÑO DEL GRAN JUBILEO. 10 DE FEBRERO DEL 2000.


La Capilla

La Capilla Nuestra Señora de la Merced comenzó siendo un oratorio. La referencia más antigua como Capilla es el acta de un casamiento, en el año 1662. Fue restaurada en los años 1774, en la que se la reconoce en la Categoría de Capilla, en 1892 se produce la 2da. restauración, a partir de 1918 funciona una escuela en su interior y en el año 2003 se vuelve a restaurar y así es como la vimos en nuestra visita. En la zona parquizada de su ingreso se encuentra una escultura de San Pedro Nolasco (c.a. 1180 – 1256) fundador de la Orden Mercedaria, una pequeña placa hace referencia a su escultor Horacio Suárez Serral.

La capilla es pequeña, de una sola nave, con techo a dos aguas y de líneas muy simples. Está pintada de color blanco y en su frente se puede apreciar sobre la puerta de una sola hoja, una ventana coral y una cruz de hierro forjado.

Al trasponer su puerta de ingreso, pudimos apreciar el espesor de sus muros, y a nuestro frente un altar muy humilde, a la izquierda amplias ventanas y a la derecha la sacristía.

En el altar se destaca de izquierda a derecha a San Pedro Nolasco, la Virgen de la Merced, con cabellos naturales, y un santo mercedario. Está ornamentado con columnas y molduras, destacándose el de una ostra sobre la imagen de la virgen.

Sobre el lateral derecho encontramos un crucifijo cuya cruz está elaborada con madera autóctona, y formando prácticamente un collage otro crucifijo tallado en un tronco y acompañado con antorchas fabricadas en caña tacuara, estos dos últimos materiales utilizados son de la zona.

La siguiente foto muestra el área del coro con un balcón ornamentado de hierro forjado. El material del techo, vigas, alfardas, cumbrera, son de madera de la zona y su cubierta de tejas.

Una escalera externa nos llevó a una azotea con acceso al coro y a un campanario con dos campanas forjadas en hierro, y coronado con una cruz del mismo material.

Una vez concluida la visita a la Capilla nos dirigimos a la Iglesia erigida también dentro del casco de la Estancia. Previo a ello el guía que acompañaba nuestra visita nos comentó que el paso del tiempo y el funcionamiento de la Escuela en su interior hicieron que la Capilla se deteriorara y se dispuso a principios del siglo XIX levantar una nueva Iglesia. Las imágenes registran ese momento y a una integrante del grupo – R.B. – elaborando sus apuntes relacionados a la capilla.


La Iglesia

Fue inaugurada el 4 de Octubre de 1919. Una vez que traspuse la verja que cierra el atrio, me llamó la atención en su frente una placa de mármol con la imagen de la Iglesia en sobre relieve con el mismo material de su base, que recuerda la inauguración durante los festejos del 700º Aniversario de la Fundación de la Orden Mercedaria (1218 – 1918). Yucat, 4 de octubre 1919.

El ingreso a la Iglesia se efectúa a través de una puerta de madera tallada, centrada por dos columnas en cada uno de sus lados, y bajo un arco. Llaman la atención dos torres en las cuales se alojan los campanarios, sobre los mismos dos cupulines que rematan en cruces de hierro forjado. El interior es iluminado por tres ojivas circulares, la del centro se corresponde con el coro.

La Iglesia es una construcción básica, simple. Consta de tres naves, una central y dos laterales. Transitando por la central llegué a un altar muy simple, humilde y con escasa ornamentación. La nave de la izquierda cuenta con un altar mayor y mejor ornamentado en color dorado. La imagen central es San Pedro Nolasco con una capa roja, a su derecha San José y a su izquierda el Corazón de Jesús. En la nave de la derecha se reitera la imagen de San Pedro Nolasco con una capa blanca, la ornamentación es también en dorado. Otras imágenes están presentes, destacándose la correspondiente a Nuestra Señora de la Merced que luce banda sobre su pecho y cintura, con los colores patrios.

El collage que se inserta es de la vista interior de la Iglesia, desde la puerta de ingreso y desde el altar, en esta segunda imagen se puede apreciar el balcón reservado para el coro y la ojiva central. En ambas fotos se distingue una de las ventanas que tiene la nave central en ambos lados y a todo su largo.

Di una vuelta en todo el perímetro de la Iglesia para documentar sus exteriores. En primer término dos imágenes del costado de la nave izquierda. Luego la parte trasera y desde allí un collage de la parte derecha.

Y, llegó lo esperado, documentar la Iglesia durante la puesta de sol. Luego, ¿Por qué no hacer un comparativo de antes y después?


Dos Sorpresas

Pequeño incidente ocurrido mientras nos retirábamos de la Iglesia: las mujeres del grupo estaban convulsionadas por la aparición en el atrio de una culebra de interesante tamaño. Ante el bullicio, un auxiliar de la Estancia se apersonó para hacerse cargo del ofidio.


Mientras caminaba tratando de ubicar el área dedicada a los dormitorios, me sorprendió en acción una fotógrafa, su ayudante y una pareja de tórtolos. Al día de hoy todavía estoy con la duda, si eran aficionados practicando escenas para publicidad local, o si era para recuerdos de una pareja a desposarse en alguna localidad vecina. Para no interrumpir omití preguntar.


Museo Arqueológico Yucat

El área de la estancia dedicada a la educación y cultura, cuenta con la Escuela Primaria Fray Venancio Taborda y con el Museo mencionado. Durante nuestra visita, este último estaba completando su montaje.


Ambientado con escenas que muestran distintas actividades de sus primitivos pobladores, exhiben objetos recogidos principalmente en Laguna Honda, entre otros: morteros para molienda del maíz en piedra y otros fabricados con troncos para la molienda de cereales, materiales óseos para trabajar y trabajados, productos de alfarería, utensilios, etc. Se exponen puntas de proyectil, arrojados con arco y flecha, y también puntas de lanzas.

Paneles didácticos y propuestas de historia animada, complementan la labor educativa del Museo. Además un Taller de Alfarería cumple la función de acercamiento a la cultura indígena. Es importante resaltar que no se exhiben restos óseos humanos.


Otras actividades

Al abandonar el museo, uno de los empleados de la Estancia que regresaba del Río me mostró el resultado de su pesca: unas cuantas tarariras de interesante tamaño. Me comentó de otras especies de peces que conforman la fauna ictícola que puebla el Río.

La cena fue sabrosa y abundante, predominando en su elaboración alimentos producidos en la estancia. Además, tuve oportunidad de adquirir productos elaborados y comercializados por parte de las 70 familias (a esa fecha) algunas de ellas pueblan la Estancia desde hace más de un siglo, constituyen la cuarta generación allí. Muchas se desempeñan como dependientes directos y otras como arrendatarias de parte de la tierra, el alquiler lo pagan con los frutos de su producción. Resultado: mi equipaje se vio engrosado con dulces artesanales, miel e inclusive huevos de campo.


Río Ctalamochita


Al día siguiente, decidí levantarme dos horas antes del desayuno, para dirigirme a conocer el Río que ayuda al mantenimiento del ecosistema de la región. Tomé una calle, limitada por centenarios árboles, refugio de varias especies de aves, y a menos de un kilometro me encontré frente al Río, llamado Tercero por los conquistadores españoles, atraviesa la Estancia dividiéndola en dos partes y formando varias aguadas. Durante su recorrido en la Estancia, por terrenos de poco desnivel origina meandros con algunas barrancas en sus márgenes y bancos de arena en épocas de escasas lluvia. En la margen del frente, había una pequeña barranca, coronada por un montecito bajo y extendido. En cambio donde me encontraba, era una barranca muy bien cuidada, cubierta de pastos, con algunos árboles y limitada por potreros muy bien delimitados dedicados a la actividad agropecuaria.


En uno de los bancos de arena, se encontraba una bandada de teros, a los cuales molestó mi presencia. Inquietos e incómodos volaron hacia distintas direcciones.


Durante el desayuno me integré al grupo y nos dispusimos a seguir con la visita. 


Laguna Honda

Es una depresión grande del terreno que forma la principal aguada con que cuenta la Estancia, dista unos 3 km. de su casco. Traspusimos una tranquera, donde dejamos el vehículo y caminamos unos 300 metros para alcanzar la orilla de la Laguna. En el trayecto era fascinante buscar el horizonte, entre las hierbas con distintos tipos de flores que se alzaban invitando a ser fotografiadas. En un área abierta hicimos una foto del Grupo, en el futuro nos recordará a Integrantes del Taller y a la Estancia.


Recorrimos las inmediaciones de la Laguna hasta llegar a un área de matorrales abigarrados donde se observaron rastros de lo que fueron las viviendas semienterradas (casas pozos) del asentamiento indígena, fue imposible documentar ese sector. En potreros colindantes observé ganado vacuno dando cuenta de excelentes pasturas.


La laguna en sí es alimentada por brazos superficiales y subterráneos del río Ctalamochita, y por el régimen de lluvias en el área. Su profundidad mayor es del orden de los 15 metros.


La Laguna es un destino especial para el avistaje de aves, muchos aficionados la visitan frecuentemente. La hora a la que recorríamos la Laguna más el murmullo que generábamos no eran muy propicios para fotografiar aves, no obstante pudimos observar algunas de las tantas especies que la tienen como su hábitat, y también tuvimos a mano algunos nidos al mejor estilo de propiedades horizontales.


Una especie de ave de la familia Anatidae: el pato, es prácticamente el amo de la superficie acuática, se alimenta en ella y se reproduce en sus orillas. Es muy interesante ver como manejan en su vuelo la aerodinámica y acuatizan al mejor estilo de un hidroavión. Aun así, la comparten con otras especies que también habitan en ella, como la nutria lagunera (coipo), el biguá, la gallareta, peces.


La orilla de la Laguna me permitió hacer imágenes de distintos tipos de plantas de humedales, totoras, cortaderas, juncos, etc., que le daban un entorno especial, con todos los matices de color verde salpicados por algunos colores cálidos.


A media mañana ya estábamos en camino hacia el próximo templo, menos de un día de estadía en la Estancia.


Disfruté de un combo turístico: histórico, religioso, rural. Me hubiese gustado disponer de varios días para recorrer: los campos dedicados a la ganadería y ver pastar vacunos, ovinos, caprinos, porcinos. Las áreas de las aves de corral. Los campos dedicados a la agricultura, con siembra de soja, trigo, maíz, forrajes. Visitar: sus dos tambos de alto nivel tecnológico especialmente el dedicado al emprendimiento caprino. Su vivero, donde se reproducen los árboles nativos de la región. El bosque de espinal. El cementerio.
Participar: de mateadas y asados a la orilla del río. De reuniones con las familias que viven en la Estancia, y también con los miembros de la Orden. De sus ferias de artesanías. Conocer: del dictado de cursos y trabajos de investigación, principalmente los ligados a la actividad propia de la Estancia. De cómo participan en foros y exposiciones agropecuarias. De los campamentos para niños y jóvenes.