BIARRITZ – FRANCIA.

La Pincelada que les comparto no tuvo planificación alguna, estábamos recorriendo San Sebastián - España y ante las adversas condiciones climáticas decidimos tomar un tren e intentar pasar la tarde en Biarritz. Los horarios del tren no nos favorecían, no obstante allá fuimos. El paisaje a lo largo del recorrido, puso de manifiesto que no nos habíamos equivocado en la elección del destino. 

Arribamos a Gare du Biarritz, la principal estación ferroviaria de esta ciudad francesa. Por ella circulan tanto trenes de alta velocidad como de líneas regionales. La estación de Biarritz es un clásico y sobrio edificio de piedra, de planta rectangular recubierto por un tejado de pizarra. La parte central se compone de dos pisos y está adornada en su parte más alta por un pequeño frontón que contiene un reloj de agujas. Se encuentra a 3 km desde el centro de la ciudad.

Biarritz, poseedora de una de las combinaciones más eclécticas que podemos imaginar, es una elegante ciudad veraniega junto al mar en la costa vasca del suroeste de Francia, está integrada a la Región Nouvelle Aquitania del país galo. 

Lo que comenzó siendo un pequeño pueblo de pescadores en las costas cántabras se convirtió, en el siglo XIX, en uno de los principales puntos turísticos franceses, atrayendo a la clase alta que no dudó en construir allí elegantes mansiones de veraneo.

En el siglo XIX se popularizaron las ciudades-balneario, siendo Biarritz uno de sus mayores exponentes. Fue la emperatriz Eugenia, esposa de Napoleón III, quien puso de moda la pequeña villa costera. Mandó edificar allí un suntuoso palacio de verano en la primera línea de la playa. Corría el año 1854. Pronto se convirtió en el destino vacacional de la aristocracia y alta burguesía europea. 

Una de las primeras edificaciones que nos llamó la atención fue el Teatro Gare du Midi, es una sala de espectáculos histórica, en el corazón de la ciudad de Biarritz. Es una antigua estación de tren notable por su fachada Art Déco. Su arquitectura estilo Art Nouveau, contrasta con los modernos equipos y dispositivos instalados en sus paredes. Al margen de los espectáculos teatrales, conciertos, ópera, se utiliza para eventos culturales, congresos, convenciones automotrices, lanzamientos de productos, festivales, etc. La Gare du Midi tiene varias configuraciones para espectadores que van desde 230 a 1400 butacas con la máxima visibilidad.

Camino a la parada del minibús que nos transportaría a la playa, caímos en cuenta que estaban a fines del otoño, que habían tenido una tenue lluvia y que las condiciones climáticas no eran de las mejores especialmente para hacer fotografía, la luz era muy cambiante. Las últimas imágenes son de la Place Clemenceau, una de ellas muestra un puesto que expende castañas asadas.

Ascendimos a un minibús que nos dejó en las inmediaciones de las playas. Me sorprendió la ubicación privilegiada de esta institución. Biarritz tiene algo más de 25.000 habitantes, y de ellos una alta proporción son adultos mayores, lo cual justifica este tipo de instituciones.

Para no extraviarse.

Estábamos transitando zonas con distintos niveles, va un ejemplo acompañado con la misma toma intervenida.

Llegamos al Casino Municipal, al pie de la playa, donde el grupo Lucien Barrière recibe todo el año en su Casino de estilo Art Déco con vista panorámica al océano. Fue construido en 1929 y parcialmente renovado en el año 1990. Sus visitantes pueden probar fortuna en juegos, como ruleta, black jack, poker, máquinas de azar y otros. También tienen a su disposición diferentes restaurantes y bares-cafés, con vistas privilegiadas a la Grande Plage, además de salas de juegos y de recepciones, un teatro y una piscina. 

Frente a la entrada al casino (lado izquierdo de la imagen) está instalado un café-bar. El estómago nos recordó que era hora de proveerle algo y recibió un exquisito croque monsieur crujiente y un hot dog; este último era una salchicha nadando en mostaza. La anécdota: nunca me ensucié tanto.

Otro casino en el área es Casino Bellevue Biarritz, con una larga historia y encanto de estilo Belle-Époque. Además cuenta con alojamiento con vista al mar. La rotonda de 700 m² abiertos con vista al mar puede recibir hasta 1000 personas para recepciones y congresos. Tiene un auditorio con capacidad de 500 personas, salas modulares para exposiciones artísticas, salas para reuniones varias, todas ellas con ventanales a la Grande Plage.

Y… llegamos a la Grande Plage, prácticamente desierta. Como comparación una imagen de Internet tomada en época de verano, la mejor para acercarse a Biarritz, y aprovechar sus soleados días y sus playas.

Entre las edificaciones de la siguiente imagen se aprecia el mismo palacio antes mencionado, reconvertido en hotel. El edificio fue originalmente la residencia de verano de la emperatriz Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III. Fue construido en 1854. Entonces conocido como Ville Eugénie mantuvo este nombre hasta 1893, cuando se transformó en un hotel y cambió el nombre a Hôtel du Palais. A través de su historia acogió a distintas personalidades ilustres. En sus jardines, la emperatriz mandó a construir la Chapelle Imperiale, templo que combina elegancia y belleza, dentro de un diseño humilde, considerado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.

Si caminamos durante aproximadamente 30 minutos a lo largo de la Grande Plage llegaremos hasta el Farol de la Pointe Saint Martin, de 73 metros de altura. Se pueden subir sus 248 escalones de una escalera en caracol para alcanzar una plazoleta en su cima y tener vistas alucinantes de los Pirineos y la Costa. Fue construido sobre un escarpe rocoso, en el año 1834. 

Biarritz cuenta con distintas playas: Plage Miramar, entre el Faro y el Hôtel du Palais, la principal Grande Plage, la de Port Vieux, junto al viejo puerto y la Plage de la Côte des Basques y Plage Marbella, donde se concentra la comunidad surfera, que llegó desde EE.UU. en la década de los 50. Hoy la ciudad se ha ganado el apelativo de “meca del surf” y cuenta con numerosas escuelas de este deporte acuático. Las imágenes muestran a los surfistas esperando las olas que llegaban muy esporádicamente.

Las playas y sus 6 km de fina arena, proporcionan aguas yodadas de alta calidad y convirtieron a este verdadero anfiteatro frente al océano, en un referente de la talasoterapia y baños de salud a partir del siglo XIX. Aún hoy se puede asistir a los centros que brindan esa terapia. 

Cabe mencionar la presencia de algunas restingas que emergen al producirse la bajamar, de islotes rocosos, de acantilados que soportan el embate de las olas oceánicas, e inclusive de algunos pantanos; toda una combinación de efectos naturales siempre acompañados por aves marinas.

Todos los credos cuentan con sus respectivos templos. Solo pudimos visitar la Église Sainte-Eugénie, llamada así por el nombre de la esposa de Napoleón III, construida a principios del siglo XX en estilo neogótico en piedra gris. En su interior se destacan algunos vitrales y cuelga la maqueta de un buque de guerra de tres palos, armado de cañones con el casco azul, blanco y negro: “El Matilda”. 

En la próxima imagen se aprecia la Iglesia, el Palacio de Villa Gaviota, y en la parte inferior derecha el Puerto Viejo.

Le Vieux Port es una especie de joya semi escondida, que se encuentra debajo de un banco escarpado. El punto de referencia es la iglesia de Sainte-Eugénie, que está enfrente. En la planta baja, pequeñas casas de pesca y restaurantes donde se pueden saborear frutos del mar. Se incluye una litografía del año 1928 con la vista del Port Vieux, obtenida en Internet 

La entrada de sol me hizo volver los pasos hacia la Grande Plage para obtener otras imágenes, que fueron intervenidas. 

El horario estricto de los trenes, nos impuso emprender la retirada. Utilizamos la misma línea de minibús, en esta oportunidad fue muy diferente, era tal el número compacto de pasajeros que se asemejaba a una lata de sardina. Cuando descendimos, nos dio la bienvenida una intensa llovizna.

Durante el viaje de regreso en el tren y folleto en mano, relevé algunos lugares de interés que quedaron sin conocer: Musée de la Mer, Musée du Chocolat, Musée Asiatica, Galeries D’Art, Rocher de la Vierge, Église Orthodoxe y otros.

A pesar de ser una visita breve, me dio la impresión de una ciudad ordenada, limpia y tranquila, fundamentalmente diferente a las ciudades caóticas y llenas de dinamismo. Esa tranquilidad está lograda por el mix del entorno natural y el urbano, e inclusive por su clima calificado como templado y con inviernos suaves. 

La fuente principal de ingresos está relacionada con la actividad turística, por lo que sus publicaciones invitan a excursiones a los lugares más pintorescos, a espectáculos artísticos y deportivos, a Galerías de Arte y Espacios Culturales, a Hoteles de alto y medio nivel, a recorrer sus calles y admirar las soberbias mansiones de más de un siglo y visitar, tanto en el centro de la ciudad como en adyacencias a las playas, los Restaurantes, los Cafés-bares, los Salones de té. La Cocina de Biarritz goza de prestigio para los más exigentes gourmets. Sus tiendas de alta moda exhiben marcas de prestigio. 

Sintetizando, Biarritz tiene una ubicación turística privilegiada, con buena estructura, con servicios jerarquizados y buen clima.