lunes, 3 de febrero de 2020

AICUÑA – LA RIOJA – ARGENTINA.

El 25 de mayo de 2018, estábamos en la ciudad de Chilecito en casa de nuestro hijo menor y su familia, y para disfrutar el día de sol radiante y de temperatura agradable, decidimos visitar la aldea de montaña Aicuña. Apenas dejamos la ciudad, el paisaje nos recordó que estábamos en Otoño.
Transitamos por la Ruta Nacional Nº 40 en el tramo de camino de cornisa zigzagueante, flanqueado por valles y desfiladeros, paredones y farallones de caprichosas formas de color rojizo que conforman la Cuesta Miranda, comenzamos fotografiando desde el habitáculo de la camioneta. Vale la pena recordar que la ruta mencionada tiene un recorrido de 5.194 Km, desde Cabo Vírgenes – Santa Cruz hasta La Quiaca – Jujuy, corre a lo largo de todo el territorio Argentino.
El paisaje que nos rodeaba ameritaba detenerse, lo hicimos en más de una oportunidad para hacer fotografías desde tierra firme, que se verán reflejadas en otra publicación. Luego de recorrer 64 Km, en los cuales trepamos hasta los 2.040 metros de altura, nos encontramos con un cartel que nos invitaba girar a la izquierda para transitar los 8 Km que restaban para llegar a Aicuña.
Camino de tierra enmarcado por formaciones rocosas de arenisca rojiza y de vegetación autóctona alternando con nogales, árboles frutales, cardones y enredaderas, entre otros. El paisaje indescriptible se repetiría a lo largo de todo el recorrido.
Y, llegamos a Aicuña, el origen del nombre es “vuelta rápido” y tal cual, después de lo que se ve y se vive vaya si uno desea volver. El portal de entrada, es única salida también, la define como mágica y natural. 
Traspuesto el mismo, a poco de andar nos encontramos con la Bodega Aicuña donde se procesa vino artesanal orgánico, por ser un día de fiesta fue imposible visitarla. Alcanzamos la calle principal: 23 de Enero, atraviesa toda la aldea, que recuerda el día fundacional en el año 1610. Comenzamos a transitar por ella y encontramos humildes casas construidas en adobe alternando con casas edificadas con materiales de construcción. Una de estas últimas es la Casa del Pueblo, hasta hace poco tiempo el único hospedaje y lugar de reunión, exhibe buena cantidad de fotos y objetos antiguos. 
Parte de la calle tiene en su costado un cerco, construido en piedras provenientes de una gran inundación, sirve junto con otras pircas para delimitar corrales y sembrados. Durante el trayecto obtuvimos también algunas tomas otoñales. 
La prolongación de la calle central hacia los costados, son callejones y senderos semi escondidos. Tomamos uno de ellos e hicimos un alto para tomar algunas fotos y robarles una sonrisa, caramelos de por medio, a unos niños de corta edad que estaban jugando con una rueda desarmada de bicicleta. Otra imagen que nos llamó la atención era una modesta vivienda que lucía la bandera argentina en conmemoración de la fecha patria y un niño cumpliendo la tarea de arriero con un grupo de asnos y mulas, que dirigía al corral en el fondo de su vivienda. 
Mientras tomábamos fotos de una enredadera parásita (comúnmente llamada quintral del quisco) y de un carro en exhibición, invadió el ambiente un olor a empanadas fritadas en grasa que provenía de una casa aledaña. 
Por la hora y el aroma, el estómago nos impulsó hacia la entrada de la vivienda, una de las casas más antiguas. Allí nos recibió la Sra. Nelly, una señora de aproximadamente 60 años, simpática, muy amable y cálida en su trato, accedió a prepararnos una docena de empanadas. Fue un aperitivo exquisito. Aproveché a tomar una foto de su descendencia, tres generaciones.
En ese ínterin nos comentó sobre Aicuña: pequeño pueblo de más de 400 años, con la particularidad de aire curativo, habitado por aproximadamente 250 personas, de prácticas ancestrales. La actividad económica tradicional es la cría de ganado lanar y caprino, cultivo de árboles frutales y nogales, hierbas medicinales, la fabricación de productos artesanales y regionales, tales como dulces, nueces confitadas, vino a partir de uvas provenientes de pueblos de la región, etc. Representantes de la fauna silvestre son: guanacos, maras, martinetas, y un número interesante de aves lideradas por los loros barranqueros. 
Recorrimos parte de la casa de la Sra. Nelly y encontramos instalada en un ambiente de adobe una computadora y distintos objetos del pasado y el presente de la región. Recorrí el interior de la vivienda y me encontré con un horno a leña, donde elaboran el pan casero. Dentro de los productos que comercializa pude obtener botellas del vino elaborado en la bodega existente a la entrada, cuyo destino fue mi pequeña bodeguita, y nueces de la última cosecha.
El paisaje frente a la casa de la Sra. Nelly era para regocijarse, una de las tomas incluye un viejo elástico de cama utilizado para tamizar la tierra proveniente de la arenisca roja sedimentaria que utilizan para revocar el adobe de las casas.
Por indicación de la Sra. Nelly nos dirigimos a almorzar al Hostal La Casa, construcción interesante destinada a hospedar visitantes, muy acogedor, los platos deliciosos y en la decoración no faltaban elementos antiguos.
Continuamos con nuestro recorrido y de repente nos dimos con una bandada de loros barranqueros (calacante común), que tienen la costumbre de anidar en las oquedades de las barrancas o en los montículos de tierra que excavan para construir sus nidos, este último fue el que tuvimos a nuestro frente. Cuando cantan emiten sonidos para llamar, son gritos vocalizados.
Más adelante dimos con un indicador de los lugares cercanos de interés, detrás de la cartelería se observaba un desnivel de la sierra llamada Loma Larga que remataba en una cruz blanca.
Seguimos las indicaciones para llegar a la Capilla del Rosario, en su explanada, un mástil con nuestra bandera indicaba el lugar del Mirador del mismo nombre, que nos permitió vistas que eran verdaderas postales, los múltiples colores del paisaje compiten con la mejor paleta de un pintor. El sol les daba un efecto especial a los afloramientos rocosos. Una barrera de álamos sin hojas, por efecto de la estación que estábamos transitando, contrastaba con los árboles autóctonos y con los cardones, fieles representantes de vegetación desértica. Increíbles paisajes respaldados por las sierras.
La última imagen nos permitió detectar a la lejanía un corral y un cementerio, este último sería nuestro próximo destino después de visitar la iglesia.
La iglesia estaba cerrada lo cual imposibilitó imágenes interiores y a conformarse solo con las exteriores.
Nos dirigimos al cementerio, el camino no estaba en buenas condiciones, atravesamos un pequeño valle y cruzamos un arroyo, proveedor de agua para riego. El cementerio está enmarcado por serranías. Da muestra de escaso mantenimiento y con señas de nuevas construcciones. Presenta tipos bien definidos: túmulos con cruces, la mayoría de ellas mostrando el paso del tiempo, sepulcros, pequeños mausoleos y nichos. En los mausoleos acompañan a los féretros adornos de lo más originales: muñecos con los colores del club de fútbol con el cual simpatizaba el difunto, botellitas de cerveza de distintas marcas, piezas de cerámica, etc. Predominan las flores artificiales que muestran los efectos de los distintos factores climáticos.
Emprendimos el regreso, sin dejar de obtener algunas imágenes descriptivas, tales como un par de caballos que se interpusieron a nuestro paso, y la Sra. amasando en el fondo de su vivienda, acompañada de su pequeña hija y por supuesto del horno a leña. 
Volvimos a encontrarnos con la bandada de barranqueros. En una de las fotos se observa como depredan en los nogales, su sólido pico les permite dar cuenta de la cáscara de las nueces. 
Aprovechando las últimas fotos, una pequeña humorada. Los protagonistas, los loros barranqueros: doña Pepa, su hija Pepita y su festejante Juancho.

En el atardecer, la Pepa y su hija decidieron ir a pasear a la Plaza de los Cables. 
Durante el camino la Pepita se mostraba inquieta y preocupada por la ausencia del Juancho en las inmediaciones.
No obstante, el Juancho, en hora compartió uno de los cables con su prometida y con doña Pepa. En forma muy formal y con los saludos de práctica se ubicó a la derecha de ambas.
Con el correr de los minutos, fue tomando confianza y a pesar de la atenta mirada de su cancerbera (la Pepa), se arrimó a la Pepita y comenzaron los mimos.
Y… llegó lo que era de esperar: el piquito.
No demoró la recriminación por parte de la Pepa, el pedido de cordura y por supuesto la distinta reacción de ambos, la aleteada-protesta de Pepita y el pedido de disculpas patal por parte del Juancho.
Pasado el sofocón, ambos festejantes tomaron distancia y reinó la cordialidad y el diálogo.

Finalizó una jornada muy interesante. Conocí una aldea (caserío sería la palabra más adecuada) inmersa en fantásticos paisajes. La amabilidad de su gente, con la cual me hubiese gustado dialogar más y conocer detalles de la historia del lugar, de su presente y de su futuro cercano. El ¿por qué? de la escasa actividad turística, la ausencia en la cartografía del país, que el 70% de los habitantes tenga el apellido Ormeño, del alto índice (uno de los mayores del mundo) de personas afectadas de albinismo oculocutáneo. Por qué los programas de televisión hacen conocerlo como pueblo misterioso, de los gritos nocturnos que emanan de sus cerros, de duendes, de brujas, de curanderos… Me hubiese gustado conocer y caminar lugares como: la Quebrada de la Bruja, la Plazoleta del Maestro, el río en toda su extensión y otros. ¿Será en la próxima? 

14 comentarios:

  1. Hermosísimo! Impecable las descripciones. Aplausos y éxitos. Carmen Bazán

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  2. Excelente relato visual, muy bello recorrido por estos caminos sorprendentes que tiene nuestro hermosa Argentina. Gracias por compartir.

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  3. -Ignacio, muy hermosas, todas / Eres un romántico incurable / Y el último.

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    1. Hola Manuel, gracias por tu comentario, aunque no me veo como el último romántico. Saludos cordiales.

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  4. Hermosas fotografías,nos haces ver que bello es Nuestro País-Felicitaciones

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  5. Gracias por este viaje muy realista y que me dà ganas de volver por esos pagos.
    Daniel de Francia

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  6. Muy lindas tomas del lugar, un pueblito viejo y que aun viven con sus antiguas costumbres. Sos un excelente fotografo,siempre mostrando diferentes lugares del pais y el mundo. Te felicito amigo y te mando un fuerte abrazo.-

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  7. Gracias por tus comentarios Rubén, retribuyo tu abrazo.

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  8. Precioso todo. Ahí nació mi querida abuela Margarita Ruiz

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  9. Muy bello e interesante relato y preciosas fotos. Rosana Colautti

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